Discusión: LA INDEPENDENCIA

La capitulación de Ayacucho por Daniel Hernández Morillo.
César Lévano publicó este texto en Caretas N° 440 (julio 26-agosto 12, 1971), el cual reproducimos por la importancia que recobra a la luz de las discusiones por el bicentenario de la República del Perú.
Por César Lévano

Cuatro de los más notables historiadores peruanos fueron reunidos por CARETAS para un diálogo sobre el significado, los antecedentes y las consecuencias reales de la Independencia Nacional: Carlos Deustua. Catedrático de la Universidad Católica y especialista en el siglo XVIII peruano; Pablo Macera, autor de varios trabajos y profesor en San Marcos de Historia Económica del Perú; Carlos Daniel Valcárcel, especialista en Túpac Amaru, autor de un libro sobre el héroe varias veces reeditado; y José Varallanos, historiador que empezó a escribir en las páginas de “Amauta”. Del encuentro surgió un documento polémico y fascinante en que la historia se colorea de sorpresa, fatalidad o aventura, y cobra todo el peso de una responsabilidad para las generaciones que hoy viven en Perú.

CESAR LÉVANO. Nuestra primera pregunta: ¿fue la revolución de la independencia una revolución social?

JOSE VARALLANOS: No. Fue un fenómeno político. Social no fue en ninguno de sus extremos. El tributo, por ejemplo, tomó otro nombre. A tal punto que durante un período de la República el ingreso principal del Presupuesto lo constituía el tributo de los indios.

PABLO MACERA: Estamos de acuerdo en que, a pesar de la denominación de provincias que los españoles daban a las tierras americanas conquistadas, en realidad su status era colonial. Y que, por consiguiente, no hay mejor modo de describir la relación entre España y la América conquistada que la de relación de dependencia colonial…

CARLOS DEUSTUA: Yo no sé si Pablo me permite esta interrupción. Yo haría esta pequeña salvedad. Es el ángulo más interesante en la medida en que había una relación de dependencia; pero pienso que el estudio de la realidad no puede agotarse sólo con este ángulo muy importante, pero no el decisivo ni el exclusivo.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Un momentito. Yo creo que no tuvo un contenido social sino político, esta guerra que estamos llamando de la independencia, y que más bien se frustró un movimiento social con la derrota y muerte de Túpac Amaru, porque él es un raro caudillo que sí impactó masas.

JOSE VARALLANOS: Yo estoy de acuerdo con el doctor Valcárcel en que el movimiento de Túpac Amaru fue un movimiento social. En favor de los oprimidos, de la masa. Pero discrepo en que se tome a Túpac Amaru ante todo como uno de los precursores de la independencia. Porque la independencia que proclamaba Túpac Amaru fue la independencia de las mayorías, de la masa oprimida, con esencia netamente andina, en tanto que cuando llega San Martín aquí, la independencia estaba ya hecha por los criollos.

PABLO MACERA: Cuando nos preguntamos si la independencia fue o no una revolución social, debemos añadir una pregunta complementaria. No sólo lo que la independencia terminó siendo, sino aquello que quienes la promovieron querían que llegase a ser. Y pienso que al respecto hay muchas diferencias. Hay ciertos sectores entre aquellos que promovieron la independencia americana que se propusieron, pero sin conseguirlo, que el proceso político militar que abrían, terminara siendo un proceso social. ¿Pero qué resultó con la independencia americana, y en concreto con la del Perú? Lo que muchas veces ha resultado con este tipo de fenómenos. Que la revolución cayó en manos de administradores y usufructuarios, que le dieron un énfasis y un carácter a veces diferente al de quienes la promovieron. Porque en algunos de los portadores de las ideologías revolucionarías criollas hay declaraciones explícitas a favor de un cambio social. Sin embargo, ese cambio social no se produjo.

Y, aún más, la sociedad posindependiente tuvo el mismo tipo de jerarquización, casi de casta, que la sociedad preindependiente. Las relaciones sociales de trabajo continúan siendo fundamentalmente las mismas. Esclavitud en la plantación costeña. Servidumbre en la gran hacienda serrana. Y tecnológicamente, no se introdujo ninguno, o muy pocos, adelantos La dependencia formalizada de la Colonia, se cambia por una independencia informal con respecto a los centros manufactureros europeos. Es decir, nos separamos del Imperio Español para en la segunda parte del siglo XIX formar parte del gran imperio informalizado inglés y posteriormente del gran imperio informalizado norteamericano y del capitalismo internacional.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Pero caímos por qué. Porque ya esa minoría criolla que hizo loque acá estamos llamando la independencia estaba a priori entregada…

PABLO MACERA: ¿Por qué no se produjo una revolución social? Porque, por desgracia, los grupos sociales promotores de la independencia pueden ser designados por el nombre de grupos portuarios. Son verdaderos enclaves occidentales en un continente al cual quieren conocer, con el cual quieren identificarse; pero con el cual no consiguen identificarse. Y ellos juegan durante todo el siglo XIX con respecto a Inglaterra y Francia el mismo rol de agentes intermediarios que habían jugado durante los tres siglos anteriores con respecto a España. Son los canales de comunicación y, por consiguiente, los canales de dependencia entre el país y los centros dominantes. Es indudable que toda esa ideología revolucionaria criolla, hablada y escrita en castellano, no tenía ninguna opción de ser comunicada a una masa de analfabetos que no hablaba castellano.

CARLOS DEUSTUA: Yo coincido en gran parte con lo que dice el doctor Macera. Pero, en primer lugar, yo no haría ese distingo entre lo que significó y lo que pudo significar la rebelión de Túpac Amaru, que fue un ilustre mestizo. Cuando él invita a la revolución contra el mal gobierno –el doctor Valcárcel es autoridad en esto, y perdonará que me introduzca en su terreno, y yo no sé si sus opiniones habrán variado con la investigación, porque él sostuvo un fidelismo inicial de Túpac Amaru y después un separatismo–, yo no sé por qué hacer este divorcio con un hombre a quien yo sí considero un gran precursor social, tal vez un poco confuso en determinado momento, porque los hombres del siglo XVIII son hombres confusos, contradictorios. Ahí está el caso de José Baquíjano y Carrillo, el caso más palmario tal vez de Hipólito Unanue. Unanue es un precursor en la medida en que él vive al Perú, en que él conoce al Perú, en la medida en que él lo siente. Por eso yo pienso que el hecho de que se hayan frustrado postulados sociales de muchos de los precursores no significa que la revolución de la independencia no haya tenido un mensaje social. Eso se frustró por equis circunstancias. Otro elemento: ¿la revolución fue de una minoría? ¡Sí! No sé si estoy en un error; pero, en general, las revoluciones auténticas están dirigidas por minorías.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Yo creo que la revolución de Túpac Amaru quedó trunca. Es un frustrado libertador pero fue un revolucionario, porque considero revolucionario a un nombre que es capaz de impactar masas. San Martín y Bolívar me parece que fueron grandes libertadores pero que no eran revolucionarios porque no tocaron lo que se llamaría hoy día las estructuras.

CARLOS DEUSTUA: Yo le preguntaría al doctor Valcárcel si San Martín y Bolívar se quedaron gobernando cincuenta años.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: No; pero…

CARLOS DEUSTUA: Entonces, cómo pudieron hacer para cambiar las estructuras.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Para mí, la independencia esuna magna empresa hecha por caciques. Son caciques criollos. Son caciques indios. Pero siempre es unaminoría que no trabaja para las mayorías.Yo llego a esta conclusión.Estoy viendo, estoy viendo esa realidad.Para mí, la vida histórica es loque se hace. No seré odriísta con lateoría de “hechos y no palabras”;pero creo que los hechos son fundamentales.Por eso en este momento,yo, cambiando el punto de vista yel planteamiento de Areche, es quehe llegado a la teoría revolucionariade Túpac Amaru. Areche cala en elfondo de Túpac Amaru, y en documentosreservados hace ver que Túpac Amaru va más adentro de loque dice.

CARLOS DEUSTUA: El doctor Valcárcel ha tocado un punto muy interesante sobre Areche. Él viene al Perú en 1777…

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Después de haber estado en México, con el conocimiento de la realidad  mexicana…

CARLOS DEUSTUA: Pero la realidad mexicana era muy distinta a la peruana. Areche se encuentra con una gran oposición. ¿De quiénes? De quienes podríamos llamar los grupos oligárquicos. Los grupos de poder económico. Entonces va a hacerse antipático y va a tener esta pugna que todos ustedes conocen con el Virrey Guirior, y el Virrey Guirior está rodeado por este grupo peruano que es el grupo de los comerciantes agrupados en torno al Tribunal del Consulado, y personajes de la alta magistratura, por ejemplo los Oidores de la Audiencia, muchos de los cuales eran peruanos. Entonces, ¿qué ocurre? Que Areche, al empezar sus reformas tributarias va a enfrentarse contra los grupos de poder más fuertes. Esto, aunque es verdad que a los indios los colmó con más impuestos y con una represión dura e inhumana.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Yo coincido en el punto devista respecto a Areche. Vino comovenían todos los Visitadores, coninstrucciones reservadas, porque loque importaba era acrecentar lahacienda pública. Pero Arecheen su misión como Visitadordio, en informe reservado, elimpacto que significaba TúpacAmaru. Yo después, en el Archivode Indias, le he dado vueltas al asunto, y es Valcárcel contra Valcárcelen la segunda edición de mi librosobre Túpac Amaru, la de1965. He visto, sobre todo a travésde su bando de liberación de los esclavos,cómo Túpac Amaru hace cosasque evidentemente no son de un fidelista.

JOSE VARALLANOS: Yo estoy con el doctor Valcárcel. Se frustró la independencia porque los que tomaron el poder fueron pequeños grupos oligárquicos, latifundistas. La prueba es que cuando se efectuó la primera elección de la Asamblea de 1823, todos los diputados eran hacendados, grandes comerciantes. Incluso algunos, como Hipólito Unanue, habían estado sirviendo al Virrey.

CARLOS DEUSTUA: Unanue era un precursor…

PABLO MACERA: No. Yo estoy en contra de la palabra y el concepto de precursor. Borges dijo bien que “reservamos el nombre de precursor a las incapacidades meritorias”.

CARLOS DEUSTUA: Pero ese Borges, un gran literato, un gran creador de frases. ¡Ja, ja, ja!

PABLO MACERA: No, pero además, yo creo que a Unanue habría que reservarle, si aceptáramos la validez del título, el de precursor, no sólo del tipo de independencia que se produjo en 1821-24 sino de situaciones posteriores. Porque Unanue es un tipo que ha sido muy frecuente en el Perú republicano. El del hombre que se identifica de tal modo con sus funciones, que le es posible ponerlas al servicio de cualquier sistema político.

JOSE VARALLANOS: Eso se llamaba el cambio de banderas.

CARLOS DEUSTUA: Yo diría que es un hombre que tuvo una gran vocación de servicio.

PABLO MACERA: Yo quisiera destacar lo que acaba de decir el doctor Deustua: “Unanue tuvo una gran voluntad de servicio”. Tanto, que sirvió a todos.

CARLOS DEUSTUA: Fue un gran servidor. Servidor del Perú.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Yo quiero añadir una cosa más: la prueba de que esta independencia la hizo una minoría para sus propios intereses es la situación del Perú actual, porque el Perú ha quedado congelado más o menos como en el XVIII, y es sólo ahora, en este momento, que vemos aires de revolución social; puede ser que comencemos en este momento.

JOSE VARALLANOS: El caso de los criollos españoles fue ganarle las banderas a Túpac Amaru. Porque ellos, cuando se sublevó Túpac Amaru, vieron que la situación era grave. Entonces dijeron: hombre, el poder en manos de los indios y los mestizos… A tal extremo que los que combatieron a Túpac Amaru resultaron después gobernantes del Perú.

CARLOS DEUSTUA: No sería un gran precursor revolucionario Túpac Amaru, si hubiera tenido una visión regresiva del Perú. Lo fundamental en esto es la visión unitiva del Perú, que para mí es un país mestizo, que en la medida que avance el proceso de mestizaje se irá plasmando más la unidad del Perú. La idea de alguien que quiso restaurar el Imperio del Tawantinsuyo me parece una idea regresiva. Y la otra postura, la que quisiera que el Perú fuera la continuación servil de España, me parece también regresiva y antiperuana.

CESAR LÉVANO: En “Mercurio Peruano”, en el famoso tomo X, de 1794, en una respuesta a carta de lector, encontramos este punto de vista de los redactores: “La legislación conoció la cortedad no sólo de ideas, sino de espíritu del indio, y su genio imbécil…” Por otro lado, en las “28 Causas de la Independencia Americana”, publicada por José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete en 1818, en Buenos Aires, no se hace una sola mención al problema de los indios, sino sólo de la aristocracia, de los comerciantes, de la nobleza y la burguesía del Virreynato. Entonces, pregunto: ¿Qué papel jugaron las diversas clases sociales en el proceso de la independencia?

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Yo creo que la casta de loscriollos fue una casta que tuvo suscolaboradores entre ciertas capas deindios nobles y caciques, tipo Pumacahua,que estaban consustanciadoscon el gobierno español, yque, en realidad, los mestizos, losindios y los negros siguieron laslíneas marcadas por sus dirigentes ycaudillos, y que en muchos casos estosgrupos lucharon inclusive contrasus propios intereses.

JOSE VARALLANOS: Aún más, doctor, los criollos y los peninsulares se sirvieron por igual de los indios. Les ofrecieron tierras; pero el indio con su intuición veía que no se iba a cumplir.

PABLO MACERA: Yo creo que nuestra conversación sobre la independencia peruana plantea problemas que rebasan ya nuestro escenario local, problemas de orden podríamos decir metodológico conceptual comparativo. Si es que, por ejemplo, no aceptamos la designación de clases sociales y elegimos la de grupos sociales jerarquizados, es todavía mucho más difícil pensar en un movimiento independentista cooperativo entre estamentos y castas. Esto plantea además un problema básico el cual no es sólo de si se puede hablar de un Perú en 1821 – 1824, sino todavía más: si aun hoy día es posible hablar de un Perú. Yo a veces he dicho, con exageración, que la palabra Perú es un abuso de lenguaje, que el Perú no existe como nación, que para pensar el Perú hay que pensar mucho más en entidades multinacionales como por ejemplo el Imperio austrohúngaro; y que en realidad, a mediados del siglo XVIII como aun hoy día, subsistían diversos grupos étnicos, cada uno de los cuales tenía una tradición histórica propia y un modo de organizada diferente. Y esto es demostrable desde el punto de vista científico. Porque la memoria histórica puede ser diferenciada no solamente por el contenido de la información, sino también por el modo como esa información es arreglada. Y el tiempo; es decir, la calendarización del tiempo, la sensibilidad del tiempo, la utilización de ese tiempo por un criollo que hablaba o por lo menos leía el inglés y el francés además del castellano, y que participaba del sistema judeocristiano después incorporado a todas las civilizaciones occidentales, de un tiempo lineal y progresivo, era absolutamente diferente al que podían tener otras etnias localizadas en el Perú, y que participaban de esa concepción cíclica del tiempo que ha sido revelada para el caso incaico por ejemplo por Imbelloni. Tenemos entonces diferentes grupos étnicos cada uno de los cuales tiene su propia memoria histórica con diferentes contenidos y organizaciones de ese contenido. Y, lo que es más, con diferentes opciones sociales y económicas frente al respectivo proceso. Ahora bien, en esto me rectifico, porque yo alguna vez, en uno de mis primeros trabajos, pensaba como ahora piensa Deustua, que los criollos asumieron la representación de todos estos intereses y no solamente de los suyos propios. Creo que hay que reivindicar aquí los trabajos de dos hombres, un norteamericano y un cuzqueño, John Rowe y Horacio Villanueva, que han sido de los primeros en indicar que en el siglo XVIII existían en realidad dos movimientos nacionales en marcha. Un movimiento nacional de reivindicación criolla y un movimiento nacional de reivindicación indígena. El primero tenía una base urbana, una ideología occidental. El otro era netamente rural y era de tipo mesiánico. La diferencia entre ambos es radical, es abismal. La comunicación entre ambos no se produjo sino de un modo compulsivo, a través fundamentalmente, como ha dicho el doctor Varallanos, del reclutamiento obligatorio. O en una forma aislada como la que quiso intentar un sacerdote, en 1812, predicando a los indios de Huancayo, en quechua, nada menos que la teoría de Montesquieu sobre la división de los poderes, lo cual a mí me parece una soberana tontería, un optimismo exagerado. Son, entonces, dos movimientos diferentes. Y entre el movimiento indígena y el criollo que se desarrollaba en otras colonias no existía relación alguna, como no fuera nominal y hasta quizás de oposición. En cambio entre cada uno de los movimientos portuarios, el de Buenos Aires, de Nueva Granada y el de Lima, podía haber sí algunas coincidencias de intereses. Y lo que en definitiva triunfó fue el movimiento urbano de ideología occidental. No es una casualidad que no sólo Riva Agüero, sino el propio Vizcardo y Guzmán casi excluyan a los indios –porque, ¿a quiénes se dirige Vizcardo y Guzmán? A los “españoles americanos”. Con excepción de una crítica al régimen colonial contra los indígenas, toda la Carta de Vizcardo y Guzmán no es, en buena cuenta, sino la reivindicación tardía de lo que hubiera podido escribir Gonzalo Pizarro en el siglo XVI: la reivindicación por los conquistadores y sus hijos del derecho a gobernar aquello que ellos o sus padres habían ganado. Por eso tampoco es una casualidad que uno de los criollos que más colaboró en la derrota de Túpac Amaru, Villalta, financiara después alguno de los periódicos liberales del año 12. Por otra parte, si nosotros leemos a cada uno de los “precursores” –y habría que preguntar: ¿precursores de qué?

CARLOS DEUSTUA: De la independencia…

PABLO MACERA: ¿De qué independencia?

CARLOS DEUSTUA: De la independencia del Perú, pues.

PABLO MACERA: Bueno. Advertiríamos que todos ellos defienden explícitamente, no implícitamente, la jerarquización social. Baquíjano y Carrillo llega a decir, literalmente: “cuando la naturaleza, produce al plebeyo no se esfuerza tanto como cuando produce al noble”.

CARLOS DEUSTUA: De acuerdo totalmente con el doctor Macera de que querían una jerarquización social; pero no se puede aplicar a ese tiempo ideas del nuestro.

PABLO MACERA: La independencia que proponían era la separación de España. Esa independencia que les daba el dominio político sobre el territorio peruano, ¿acaso implicaba un cambio social? El aprovechamiento de las empresas agrícolas y mineras, ¿suponía por ejemplo suprimir el esclavo negro en la costa, el siervo indio en la sierra? No lo suponía. De modo que lo que pretendían era no depender políticamente de España, para, a cambio conceder una independencia política a los indios que no podían usarla. Era un negocio redondo Era comprometer a todos los sectores que no fueran criollos a identificarse con sus propios intereses.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Yo estoy de acuerdo con Maceraen que en realidad había dosmensajes en el movimiento por laindependencia. Uno predominantementeindio, para esquematizar, yotro predominantemente criollo,porque hay muchos indios en estelado y puede haber muchos criollos en el otro. Eso se nota precisamente cuando Túpac Amaru está aquí en Lima. Su contacto con Baquíjano, porque creo que tuvo contacto e influjo en un momento determinado para abrirle los ojos, como decía la mujer de Túpac Amaru…

CARLOS DEUSTUA: ¿Hay alguna prueba documental de ese contacto? ¿O es una suposición suya?

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Hay muchos elementos…

CARLOS DEUSTUA: Inferenciales. Inferenciales solamente.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: No hay pruebas documentalesporque cuando los que están muyalto entran en cosas que los pudieran comprometer, no dejan huellas;pero se nota, se nota inclusive en los escritos y en la variante de un pacto que enuncia Túpac Amaru después. Yo creo que es cierto que el Perú no tenía una unidad. Cuando Túpac Amaru hace el llamado en ciertas cartas es en forma de esperanza. Son dos perspectivas históricas, dos intencionalidades. Precisamente yo creo que llegando por ese lado, sin llegar quizá a la explosión de Macera, podríamos darle la razón: el Perú sigue siendo un país no unificado, donde existen diversas perspectivas, donde hablarnos todavía diversos lenguajes.

CARLOS DEUSTUA: Menciona un testimonio muy interesante el señor Lévano, el del “Mercurio Peruano”. Yo creo que es un testimonio precursor. ¿Por qué? Porque la generación del “Mercurio” siente al Perú, ama al Perú, y dice en el prospecto: “publicamos este periódico para que no se sigan propagando más los paralogismos” (o sea, los errores) que los extranjeros escriben sobre el Perú. O sea que tienen una vivencia del Perú. En la medida que tiene esa vivencia, esos precursores luchan por crear un Perú. Que el ideal de los indios era distinto, no sé. Es un poco, un planteamiento sociológico. Hay un fenómeno de intrusismo. Nadie se siente preparado para enseñar química o física; pero cuando le dicen: enseñe usted historia, todo el mundo dice sí.

Puede haber un fenómeno de intrusismo en la medida en que vemos los problemas históricos con una dimensión sociológica. O la historia de lo que pudo ser, que no es historia.

PABLO MACERA: Yo creo que esa intrusión es beneficiosa, porque la ciencia social es una sola. Lo que ocurre con frecuencia en el Perú, es que el historiador no es al mismo tiempo un sociólogo y un antropólogo. Yo pienso que la historiografía peruana se renovará el día en que tengamos una sociología y una antropología retrospectiva. Pienso también que es inevitable que el material histórico sea perpetuamente reexaminado desde una perspectiva presentista. Hay una frase de Benedetto Croce que recordaba Basadre en uno de sus primeros libros: toda historia es historia presente.

CARLOS DEUSTUA: Presente es el conjunto de posibilidades a que se redujo el pasado al desrealizarse.

PABLO MACERA: En realidad lo que ocurre es que cada uno de nosotros representamos, no posiciones de determinados grupos sociales, sino esta indefinición general que sufre el Perú desde hace muchos años. Pienso que utilizando un método analítico podríamos poner en evidencia de qué modo la independencia fue una independencia de y para un grupo, incluso empleando los ejemplos de Deustua. “Mercurio Peruano” ha sido con frecuencia y hasta oficialmente durante el anterior régimen reivindicado como un representante del criollismo. Sin embargo, yo solicito a los defensores del criollismo y de la condición, de precursor del “Mercurio Peruano” que apliquen una elemental estadística a cada uno de sus doce tomos. Entonces quedaría demostrado que la mayor parte de los artículos no fueron escritos –por criollos sino por españoles, y que el primer tomo fue casi íntegramente escrito por un hombre que ni siquiera era español, sino italiano. Si examinamos las afirmaciones contenidas en “Mercurio Peruano” acerca del indígena, si confrontamos lo que escribió Francisco de Paula de Mata Linares en “Mercurio Peruano”, que no figura con ese nombre sino con sus iniciales, con las anotaciones añadidas a esa publicación, veríamos hasta qué punto llegaba no sólo el desconocimiento, sino el demérito con el cual los redactores veían al indio.

CARLOS DEUSTUA: O sea que podría decirse que “Mercurio Peruano” tuvo una postura antiindigenista.

JOSE VARALLANOS: Pero si era mantenido por el virrey…

PABLO MACERA: No. Yo creo que “Mercurio Peruano” debe ser incluido dentro de un contexto diferente que es el de los reformistas ilustrados del siglo XVIII. Y que el enorme peligro metodológico del concepto de precursores está en su futurismo excesivo que lleva a extraer totalmente de su tiempo a un fenómeno o personaje.

CARLOS DEUSTUA: A cualquiera que me preguntara si el señor Baquíjano era un burgués, yo le diría: sí, señor; era un burgués. ¿Qué era separatista? ¡No era separatista! Además era un hombre contradictorio como muchos hombres del siglo XVIII.

PABLO MACERA: No. Lo que interesa es que todos los hombres, en cualquier sociedad, asumen una definición explícita o implícita respecto al cambio. Lo que tenemos que preguntarnos es cuál es la actitud que asumieron los criollos frente al cambio social en el Perú. Y es indudable que ellos fueron contrarios al cambio social. No había uno solo de ellos que no lo fuera.

JOSE VARALLANOS: Creo que los redactores de “Mercurio Peruano” no tenían nada de revolucionarios. Desde su primer número estuvo subvencionado por el virrey. Tenía censura. Lo que pasa es que acá no se ha leído al detalle sus páginas. Por otra parte, mal podía ser revolucionario “Mercurio Peruano”…

CARLOS DEUSTUA: No he dicho revolucionario, ah, por si acaso. Yo he dicho precursor.

JOSE VARALLANOS: Progresista sí. Pero no podían llamarse ni precursores. Porque los agentes que tenían en el Perú, incluso en Huánuco, eran gente española. Gente que al escribir decían que Napoleón era un monstruo. Si los indios y los mestizos estuvieron con la revolución es porque habían sufrido en carne propia la explotación.

CARLOS DEUSTUA: Estoy de acuerdo. Yo no tengo una visión idílica de la Colonia. Soy el primero en decir que hubo una política de explotación.

JOSE VARALLANOS: La revolución de Huánuco en 1812, fue hecha por criollos pobres, por indios y mestizos en masa, porque no podían soportar que el Subdelegado de Huánuco, señor García, o la mujer del señor García, vendiesen el metro de seda, una cinta, en tres pesos habiéndole costado cinco centavos. Hubo una emoción en la masa india y mestiza para ayudar a los criollos. No una plena conciencia: pero sí se rebelaron contra el abuso.

CESAR LEVANO: El doctor Deustua ha definido a Baquíjano y Carrillo como un burgués. Recuerdo que José Carlos Mariátegui escribe que en la independencia intervino, en el Perú, una burguesía larvada y embrionaria. ¿Existió, pues, una burguesía que participó en el proceso de la independencia?

CARLOS DEUSTUA: Pienso que la burguesía del siglo XVIII es una burguesía que no tiene ni la conciencia de clase ni la proyección de la burguesía del siglo XIX o de la actual. Lo que dice Mariátegui de que no hubo conflicto de intereses entre la nobleza y la burguesía, eso es verdad. ¿Por qué? Porque en el siglo XVIII la burguesía es sui generis, trata de ennoblecerse, y, por otro lado, hay una nobleza aburguesada. En primer lugar, en 1720, se suprimen las encomiendas. Entonces la vinculación de la nobleza va a desaparecer, Y en ese sentido el poder que tiene la nobleza a fines del siglo XVIII es muy relativo. Es, diría, una nobleza languideciente. Tan languideciente que esa nobleza va a entrar, y eso lo sabemos todos, a emparentarse con la burguesía comerciante criolla y española. No tienen reparos en celebrar matrimonios. Y los burgueses, ¿a qué aspiran? A tener títulos nobiliarios. Y como esos títulos nobiliarios se compraban, entonces, hay muchos que se ennoblecen.

PABLO MACERA: Es evidente, como lo ha indicado Deustua, que a principio del siglo XVIII se produce en el Perú una coyuntura económica, social y política que determina el empobrecimiento de la aristocracia. Tenemos un testimonio de eso en el Marqués de Piedras Blancas, en Victorino Montero, quien denuncia el arribismo social de aquellos que aprovechando el comercio obtenían títulos nobiliarios o empleos oficiales para acceder hacia la aristocracia. Indicando de este modo que hay una alienación de la burguesía criolla, que aspiraba a no ser lo que era, sino a negarse a sí misma convirtiéndose en aristocracia. Ahora, Baquíjano y Carrillo es para mí el mejor representante de este movimiento. Su padre era un hidalgo de menor cuantía, enriquecido en el comercio de las Indias. La madre en cambio pertenecía, por Carrillo de Córdoba y Garcés, a una antigua familia criolla. Baquíjano sin embargo, llegado el momento, a pesar de que gran parte de sus rentas, ya cuando heredó el mayorazgo de su hermano el segundo Conde, provenían del sector rural, se identificaba mucho más con el sector que podríamos llamar “burgués”, como lo revela el hecho de que en determinado momento fuera asesor del Consulado. Quien mejor vio lo que Baquíjano significaba socialmente no fue un peruano, sino un contemporáneo suyo del Río de la Plata, que escribió un comentario crítico contra el elogio del virrey Jáuregui publicado por Baquíjano. Fue el Abate Maciel, quien precisamente indicaba que en el elogio de Baquíjano éste no hacía sino representar los intereses particulares de los comerciantes limeños.

CARLOS DEUSTUA: Así es. Precisamente hay un trabajito mío sobre Baquíjano, a base de unos documentos que encontré en el Archivo de Indias sobre las relaciones entre Baquíjano y Areche. Areche le cuenta el impacto que le produjo el elogio. Ahora, Baquíjano en este elogio, ¿a quién está defendiendo? ¿Está defendiendo a los indios, a la clase miserable? En alguna medida pudiera ser que sí. Pero básicamente, cuando habla de los abusos, de los atropellos, está defendiendo a su grupo, a los comerciantes.

PABLO MACERA: Esta declaración de Deustua me parece fundamental. Y esto hay que subrayarlo. Por consiguiente, si este fuera llamado un testimonio precursor, habría que decir: precursor de qué clase. Una independencia relacionada con el grupo que representaba.

CARLOS DEUSTUA: Yo me hago esta reflexión: cuando Baquíjano Carrillo, representante de esa burguesía, amigo y concurrente a las tertulias del Virrey Guirior, con quien jugaba, según testimonios, en las noches, en alguna medida personero impersonal del Consulado, se queja contra este Areche, cruel y sanguinario pero reformador, y cuando habla de los abusos ¿no está defendiendo a su grupo? Pregunto.

PABLO MACERA: Y yo pediría que el doctor Deustua respondiera a esa pregunta.

CARLOS DEUSTUA: Yo creo en principio que él defiende a su grupo. Por eso me parece que pudiera ser original esta nueva visión del Areche reformador. Ya sabemos que fue cruel y sanguinario con Túpac Amaru. Pero habría que ver en qué medida representa el reformista que se va a estrellar contra ese grupo burgués poderoso y fuerte que defiende sus intereses.

JOSE VARALLANOS: Además, Areche en ciertas cartas critica a la sociedad limeña, y la trata de hipócrita y ambiciosa. De otro lado, los que dirigieron la revolución llamada de la independencia fueron un grupo de aristócratas segundones, ya la mayoría empobrecidos. En 1777, Jorge Juan y Ulloa, en sus cartas secretas al Rey, hace presente que los títulos nobiliarios y las espadas y los cintajos de nobleza se vendían inclusive en las tiendas, que cualquier comerciante vendía sus mercaderías al por menor lleno de condecoraciones de Carlos III, bueno, de la Flor de Lis, y dice él que los virreyes al poner en venta los títulos de marqueses y de condes no encontraron postores, a tal extremo que varios de esos títulos que habían sido comprados por comerciantes de provincias fueron devueltos por falta de pago. Esos títulos se vendían a plazo. Incluso el título que compró acá el Marqués de Lavalle lo compró a plazos. Yo he visto un expediente en que se decía eso. Y, aún más, por gracia, porque había sido Regidor, el Cabildo de Lima se obligó a pagar lo que adeudaba para cancelar. Hay un error que se ha repetido: que la burguesía y la aristocracia que llegó al poder en el Perú eran descendientes de los encomenderos. Yo no he encontrado siguiera dos personajes que lo fueran. Alguna aristocracia, por ejemplo los Tristán, que estuvieron en el bando realista, se fueron a España. Los que hicieron la revolución eran descendientes de la baja burguesía de España, hijos de oidores, hijos de escribanos. El mismo Orbegoso, por ejemplo, era un descendiente del Corregidor Orbegoso de Trujillo. Ahí están los expedientes en el Archivo Nacional de las quejas que formulaban los indios de Santiago de Chuco, de las explotaciones que tenía.

PABLO MACERA: ¿Qué es lo que ocurre con hombres como Baquíjano, como Unanue? El desarrollo de cada uno de los grupos en que cada cual estaba inscrito era un desarrollo profundamente alterado, a nivel individual y a nivel colectivo. Alterado por la relación colonial general de la sociedad a la cual pertenecían, que impedía que Baquíjano fuera Baquíjano, burguesía fuera burguesía y aristocracia fuera aristocracia en el Perú. Ninguno pudo ser lo que hubiera podido ser sin la condición de dependencia colonial. La sociedad peruana, el criollismo, los indígenas peruanos, fueron alienados, alterados. Que Baquíjano siendo Oidor de la Audiencia de Lima se hiciera pintar un retrato en que detrás de su cuerpo existiera un estante de libros, en cuya primera parte figuran las Leyes de Indias y en la segunda, señores, nada menos que la Enciclopedia Francesa, está indicando la alteración de una conciencia que trata de conciliar dos tradiciones de un modo imposible. Enuncia la hibridez impuesta al criollo como al indígena. Que el indígena, por ejemplo, cómo podríamos verlo en la colección de Doris Gibson, llegado el momento renunciara al tupo (prendedor) en forma de media luna para llegar a copiar en cambio la forma de la cuchara española, un utensilio. Y que del kero de paredes rectas llegara a copiar la forma española, que estrangula la forma en el ecuador, denuncia una vez más la alienación.

CESAR LÉVANO: Yo me permito una reflexión en la forma de una pregunta: en las condiciones de 1821, con las limitaciones de criollos burgueses y nobles, su actitud ¿marcó o no un paso adelante? Dicho en otros términos: dado el hecho del fracaso de la corriente que Pablo Macera en su edición de “Reforma del Perú”, de Alfonso Carrió de la Vandera (Concolorcorvo), califica como movimiento indígena agrarista de liberación nacional; dado el impase provocado por un fracaso, la actitud de los criollos, ¿significaba o no tomar la bandera del progreso, pese a sus limitaciones, sus contradicciones y, si se puede decir así, sus impurezas?

PABLO MACERA: Yo no lo creo, porque yo estoy en contra de la ley del progreso. No creo que el progreso pueda ser demostrado históricamente.

CARLOS DEUSTUA: Respecto a lo que ha dicho el señor Lévano, sobre si fue un paso adelante, yo creo que sí lo fue, en la medida en que políticamente nos separamos de España.

PABLO MACERA: Yo creo que sólo podremos saberlo el día del Juicio Final, en que tampoco creo. Ahora, yendo a la pregunta, ¿por qué todos nosotros, especialistas, yo menos que ustedes, puede interesarnos y apasionarnos tanto la independencia? Para mí, por un hecho fundamental: la sentimos como una frustración que todavía es una responsabilidad nuestra.

CARLOS DEUSTUA: Eso sí. De acuerdo.

CESAR LÉVANO: Si me permiten, paso a la siguiente pregunta: ¿qué papel desempeñaron las guerrillas en la independencia? Me remito a la declaración del Padre Rubén Vargas Ugarte, en su libro sobre la Emancipación, de que el Ejército peruano fue creado sobre la base de los guerrilleros. ¿Cuál fue, pues, el papel real que desempeñaron?

PABLO MACERA: El movimiento guerrillero estuvo en el Centro del Perú, fundamentalmente en Lima y en la Sierra Central. El reclutamiento de los guerrilleros tuvo probablemente una estructura muy parecida al reclutamiento formal que después usaron el ejército español en el Sur y el patriota en el Norte. Es decir, que algunos prestigios locales obtuvieron o presionaron de forma suficiente a las castas locales para obtener su concurso. Pienso que estamos en el peligro de crear nuevos mitos. Después de haber destruido el mito del criollo (y habrá que destruir en algún momento el mito de Túpac Amaru, del cual es en parte responsable Carlos Daniel Valcárcel), estamos en vísperas de crear el mito del guerrillero de la independencia. Lo que se pretende es decir: dado que este hombre de la ciudad descendiente del aristócrata empobrecido y del comerciante arribista representa una versión negativa de la independencia peruana, y su contribución fue parcial y diminuta, y visto que no queremos admitir que gran parte del proceso político-militar fue realizado, por lo menos a nivel de su dirección, por oficiales portuarios de las zonas marginales del imperio español, de Buenos Aires y Nueva Granada, ahora, no teniendo a Baquíjano a la mano, no teniendo a Riva Agüero, acusado de traición, reivindiquemos al guerrillero.

JOSE VARALLANOS: Perdón, doctor. Yo discrepo de usted. No se ha tomado en cuenta por los historiadores la labor de los guerrilleros. Sin ellos no se habría producido la campaña de Junín ni la batalla de Ayacucho. Rivera Cerna algo ha escrito sobre esto. Hay una documentación inédita, voluminosa, en el Archivo Nacional, hay que agradecer a la Comisión del Sesquicentenario la publicación de eso. Por otra parte, la Comisión ha olvidado a muchos verdaderos precursores. La revolución no se hizo sólo en Lima y las zonas urbanas, sino también en el campo. Tenemos en Huánuco la revolución de 1812, con Juan José Crespo y Castillo, Ray Marcos Duran Martel, que estuvo preso en Ceuta, con el hermano de Túpac Amaru. Ni siquiera se le menciona. En cambio sí han resultado precursores gentes que estuvieron en muy buenos cargos y que se pasaron de un bando a otro. Yo creo que la Comisión ha debido reunir primero a los historiadores para que opinen y para que tracen el plano definitivo de la historia del Perú.

PABLO MACERA: Pienso yo que la guerrilla de 1821 -1824, no es diferente a la guerrilla de fines del siglo XIX, no es diferente a la guerrilla cáceropierolista de los Seminario; es decir, una guerrilla conducida por grupos locales, como los caciques Ninavilca, como la familia Peñaloza. No olvidemos que son esos grupos provincianos los que han promovido sucesivamente el Partido Demócrata, con Piérola (Arequipa), el Partido Aprista con Haya (Trujillo), el Partido Acción Popular con Belaúnde (Arequipa). Recordemos que antes del guano, un Tristán de Arequipa, un Astete de Cuzco, podían competir con cualquier rico limeño. Elijamos cualquier apellido. Elijamos Aliaga, Puente, Querejazu. Después del guano ya no. Y, entonces, en la historiografía peruana, estos ricos provincianos, estos grandes señores locales, se han beneficiado de su empobrecimiento, hasta el punto de eludir su responsabilidad en la construcción del país. A cambio de que les toleraran su enriquecimiento en los puertos y el negocio del guano, los ricos limeños consintieron en que los ricos provincianos manejaran su provincia en términos rearcaizados que sólo merecen un nombre: el de privilegio feudal. Algo más: yo creo que cuando Piérola dice que en su escudo caben todos los blasones de Castilla, y cuando en un diálogo añadió: yo tuve que elegir al pueblo porque los civilistas habían escogido a gente rica de Lima, está poniendo en evidencia esta situación. Y pienso que en todos estos años, y no estoy muy seguro de que no ocurra en muchos años más, a lo que asistimos es a una reivindicación del resentimiento por los preteridos y marginados que tratan de instalar, bajo el nombre de “revoluciones” y “transformaciones estructurales” técnicas de reforma que no son sino técnicas de vacuna. Cuando usted no quiere tener la viruela, se pone un poco de viruela en el brazo. Un anticuerpo. A menudo la reforma no es un anticipo de la revolución, sino un intento de evitarla.

CARLOS DEUSTUA: Del terreno histórico hemos pasado al terreno profético.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Es que, después de todo, enlos grandes revolucionarios siemprehay un factor de resentimiento.Scheler ya lo ha dicho hace muchosaños.

PABLO MACERA: Hay una diferencia entre el resentimiento del indígena, sin capacidad de expresión y acción, y el resentimiento de sus ocasionales dirigentes. El resentimiento en la definición de Scheler es una instancia en que un agravio no puede ser devuelto y es “resentido”, y diferida su compensación indefinidamente. Lo que debemos preguntarnos es: ¿en qué medida este resentimiento es válido para los inválidos y en qué medida lo es para los poderosos?

JOSE VARALLANOS: En qué medida es válido para el progreso y el bienestar.

PABLO MACERA: Eso es cristianismo. Y yo, aparte de antiprogresista, no soy cristiano.

CESAR LÉVANO: Se ha puesto en discusión el papel de la Ilustración francesa en el proceso de la independencia peruana. Me parece que eso se ha hecho en un trabajo del doctor José Agustín de la Puente y Candamo, de la Comisión del Sesquicentenario, que se ha publicado ahora, y también en uno anterior, del mismo autor, en que se lee que “se exagera la directa intervención de las ideas afrancesadas y se sostienen verdaderos despropósitos respecto al significado de lo que llaman ejemplo norteamericano”. Sin embargo, entre las “28 Causas” que Riva Agüero menciona para la independencia, figura una que dice que los españoles castigan “a los que han leído obras filosóficas”. Yo supongo que los libros prohibidos no eran los aristotélicos ni los tomistas, sino precisamente los de la Ilustración, de los enciclopedistas. Entonces, ¿qué papel desempeñaron las ideas de la Revolución Francesa?

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Yo creo que fue decisivo el papel de los ideólogos franceses. Cualquiera que sea el punto de vista que nosotros expresemos, hay una especie de “background” en que la ideología de estos pensadores está presente. Francia fue lo que ha sido Rusia en estos años para el mundo contemporáneo.

JOSE VARALLANOS: Yo creo que la influencia de la Revolución Francesa fue relativa.

CARLOS DEUSTUA: Quiero hacer una distinción. El señor Lévano se ha referido al pensamiento de la Ilustración, y el doctor Varallanos está hablando de la Revolución Francesa. Coincido yo con lo que acaba de decir.

JOSE VARALLANOS: Los libros de los enciclopedistas estaban prohibidos, estaban en francés y entiendo que llegaron muy pocos ejemplares. Más que las ideas enciclopedistas influyó la acción revolucionaria de Francia. Más aún, se ha olvidado el aporte de Francia a la emancipación de América. Napoleón Primero proclamó en Versalles, en el Congreso de 1810, que él apoyaba la independencia de América. San Martín llegó a Argentina con pasaporte y con dinero de Napoleón. Debemos pensar incluso que San Martín, cuando estuvo en el Perú, después de estar en Chile, estuvo asesorado por un cuerpo militar francés. Más aún, las armas que se emplearon entonces eran de procedencia francesa. Acá se ha tratado de ocultar; pero este hecho ya ha sido esclarecido por muchos historiadores de América, entre ellos Enrique Gandía, que ha publicado un bello libro que se llama “Napoleón y la independencia americana”.

PABLO MACERA: Habría que preguntarse incluso cuántas personas hablaban español, lengua en la cual trataban de comunicarse los defensores de la Ilustración francesa. Pienso que en el Perú de entonces no leían español más allá del 15 por ciento de los habitantes. Y que efectivamente leían, porque era caro leer, sólo el tres por ciento. Además en esta restricción, hay una de tipo ideológico. En todos los periódicos del siglo XIX, publicados con motivos de la Constitución de Cádiz, vemos críticas al tipo de pensamiento representado por “Mercurio Peruano”, es decir, al tipo de pensamiento que procuraba divulgar la Ilustración europea. Por ejemplo, “El verdadero peruano” devuelve colaboraciones enviadas por lectores limeños, probablemente mayores de cincuenta años, que, recordando lo que había sido “Mercurio Peruano”, proponen a esos periódicos publicar artículos sobre Geografía, Ciencias Naturales, etc. Es decir, dentro de la línea determinada por la ilustración europea. En definitiva, hay una reducción, un remanente, del pensamiento de la Ilustración.  Lo que llega a la Independencia es una alquimia ideologizada, de la cual han sido eliminados todos sus precedentes ideológicos generales. Yo diría que, más que el sedimento racionalista, algo peor que eso: el sedimento racionalizador.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Pero de cualquier modo, antetodo y sobre todo siempre subsisteese “background” del pensamientoilustrado. Haya sido recortado o no.

PABLO MACERA: Sí; es cierto; pero es algo asícomo la experiencia infantil olvidada que es recrudecida por el psiquiatra de la adolescencia.

CESAR LÉVANO: ¿Qué papel desempeñaron los ingleses en el proceso, y hasta qué punto esa participación condicionó el futuro económico, social y político del país?

CARLOS DANIEL VALCARCEL: ¡Interesante la pregunta! Yola voy a responder. El inglés es unmito para el hombre del siglo XVIIIy para el revolucionario del sigloXIX.

PABLO MACERA: Se exagera su influencia, sí…

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Ellos ven al inglés como unelemento que es su esperanza. Enmuchos casos pueden ser defraudados;pero queda ese impacto entrela realidad y la irrealidad. Porejemplo, si vemos el libro del PadreMiguel Batllori, hecho sobre los documentosdel Public Record Office,encontramos que Túpac Amaru esun elemento que influye en los ingleses,no los ingleses en TúpacAmaru. Porque Juan Pablo Vizcardo y Guzmán habla de la posibilidad de un ataque inglés sobre el Río de la Plata, y él se ofrece, conociendo el terreno, a venir al Perú y servirles como introductor político. Pero cuando esto sucede, entre idas y venidas, Túpac Amaru estaba muerto. Los ingleses van actuando como una esperanza mesiánica. Siempre se piensa en ingleses. Algunos dicen que, entrando en Lampa y Azángaro, Túpac Amaru tuvo dos batidores de bandera que parecían ingleses. Eso indudablemente juega con la política general, porque cuando se produce la rebelión de Túpac Amaru, Inglaterra y España estaban en guerra, la guerra del 79. Ahí tenemos la Real Cédula en que se avisa a todos los territorios que ya lo que pudo estar en paz está en guerra. Eso es otro factor que nuestros profesores de historia deberían tener en cuenta: la secuencia cronológica de los tratados. El virrey puede ser muy fiel a su monarca; pero a veces las relaciones de tres o cuatro, o a veces seis meses, le impiden saber qué es lo que predomina en la metrópoli. Por eso yo creo que la ruptura de conciencia de los hispanoamericanos está no tanto en el XIX con Napoleón, sino quizá en la guerra de Sucesión. Desde ese momento ya no está seguro de la posición rotunda e invicta del monarca español. Miren ustedes, basta señalar: un Toribio Rodríguez de Mendoza, nacido en Chachapoyas en 1750; un Baquíjano, nacido en Lima, 1751; un Hipólito Unanue, en Arica, 1755, y un Vicente Morales Duárez, también en el 55 en Lima. Es decir, un maestro y un teólogo, un jurista, un hombre de ciencia, que son la avanzada. Y que en el caso de Rodríguez de Mendoza y de Unanue se van a mantener a través de cambios. Porque quiero ser justo con Unanue. El nos trae la contribución del pensamiento científico. Puede ser que en lo político y en varios aspectos sea controvertido. Pero, ¿cuál era el estado de la ciencia en la segunda mitad del siglo XVIII en el Perú? ¿Cómo trabajó Unanue para cambiarla? Eso es una historia muy hermosa. Eso es lo que pasa con aquellos revolucionarios que eran matemáticos, que eran biólogos, o que eran físicos, y que en la historia política de impacto no tienen presencia pero que en lo profundo van cambiando la mentalidad. Unanue cambia las cosas por su cercanía a las ciencias empíricas.

CESAR LÉVANO: Yo quiero subrayar que la pregunta se refiere no sólo a los ingleses durante el preludio de la independencia, sino durante la lucha y después.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Sigo contestando, entonces.Sigo pensando en el Public RecordOffice, donde he estado trabajandoun semestre. Por la correspondenciadel Embajador inglés en Madrid,y del Embajador español enLondres, se ve una sabia y fría política.Primero un acercamiento a losespañoles en el momento de la agresiónfrancesa, y luego una separaciónprogresiva a medida que Napoleónera puesto fuera de combate.

No se arriesgan, porque ellos son los grandes burgueses de todas las épocas. Pero en cuanto sabe la presencia de Ayacucho, Canning se va contra su Rey inclusive. Sabe que el comercio va a caer en manos de Inglaterra. Desde 1815, diríamos, toda la costa desde el Atlántico hasta el Pacífico Sur, está plagada de centros flotantes que se llaman el “Creole”, etc., que van mandando comunicaciones a Londres. Creo que los ingleses, en el momento de la independencia, estaban mejor informados que los propios españoles en Madrid. Ellos supieron el momento en que debían asestar el golpe. Y nosotros tuvimos un hombre completamente tirado al lado inglés como fue Santa Cruz, que si no hubiera sido derrotado por el cura arequipeño Francisco Javier de Luna Pizarro posiblemente hubiera modificado los prolegómenos de la historia peruana.

PABLO MACERA: De acuerdo. Inglaterra dejó de cumplir sus obligaciones con la Santa Alianza para convertirse en la primera potencia de ultramar de las Indias. Hay una declaración del Conde de Mogel, un enviado francés que estuvo en el Perú, quien vaticina que con la independencia de este país el Pacífico se convertirá en un estuario del Támesis.

CARLOS DEUSTUA: Hay un hecho que se vincula con el tema. En la famosa guerra de Sucesión, en los tratados de Utrecht, se rompe de jure el monopolio comercial, y van a ser los ingleses los usufructuarios, y ya no por la vía del contrabando. Ahora, la historia del contrabando es una aventura muy interesante. El comercio ilegal era mucho mayor que el legal. Habría que recordar la importante ayuda española a la independencia de los Estados Unidos. Los ingleses no lo olvidaron.

CESAR LÉVANO: ¿Consideran ustedes que existe una historia oficial, y una soterrada de los sucesos? ¿Existen algunos personajes importantes? ¿Quiénes son esos marginados de la historia?

JOSE VARALLANOS: Indudablemente que existe una historia oficial, como existe una cultura oficial. La historia nuestra está llena de olvidos, lagunas y aún discriminaciones. Parece que ha existido incluso un criterio capitalino, centralista. Cito la revolución de Huánuco de 1812, que fue preparada por las mentes más ilustradas de esa ciudad. El Intendente de Taima los reprimió a sangre y fuego. Crespo y Castillo fue fusilado. Roberto Haro, ahorcado. Más de cuarenta procesados fueron a las minas de Yauricocha durante ocho y diez años, FrayDuran Martel y Juan Morales fueron remitidos a España, y Duran Martel estuvo preso diez años hasta que las Cortes de Cádiz lo pusieron en libertad junto con todos los americanos. Fue una acción que costó más de mil quinientas vidas: pero no se menciona inclusive por la Comisión del Sesquicentenario.

CARLOS DEUSTUA: No pienso que haya habido una conspiración del silencio contra determinados personajes, ni que exista una historia oficial. Ahora, hay personajes injustamente olvidados porque no hay historiadores que se hayan dedicado a la investigación y estudio pertinentes. El caso de Túpac Amaru, por ejemplo, no es patrimonio de 1969. El doctor Carlos Daniel Valcárcel hace muchísimos años que está trabajando en ese tema.

Desde 1940. Otros también lo hacen, como el doctor Jorge Cornejo Bouroncle, y aún otros como Boleslaw Levin, con quien creó el doctor Valcárcel discrepa. No me parece, pues, que existan dos historias.

CESAR LÉVANO: Yo quiero hacer esta precisión. Revisando la biografía de José Olaya por el doctor José Antonio Eguiguren, vi que él señalaba el contraste entre el lugar excesivo que se daba en las historias al Marques de la Riva Agüero, y el minúsculo puesto que se asignaba al pescador José Olaya. Fue eso lo que me impulsó a formular la pregunta.

CARLOS DANIEL VALCARCEL: Bueno, lo que pasa con Olayaes la ausencia de documentos.Ahora, hay dos cosas aquí: estoy deacuerdo en que una deficiencia deconocimiento de fuentes ha impedidoel estudio de algunos personajes;y, una parte también ha habido deprejuicio. Me inclino, entonces, poruna respuesta mixta. Pasando a unaejemplificación, señalo lo que va aconstituir una de mis ponencias enel Congreso de Historia: José Angulome parece que es el líder indiscutidode la rebelión cuzqueña de1814. Entre los documentos que heencontrado en el Archivo de Indiasy en los que ha encontrado HoracioVillanueva Urteaga en el Cuzco hayuna gran concordancia. José Anguloaparece como el sujeto que acaparatoda la atención de las gentes en elmomento de la rebelión, aparececomo el jefe supremo de ella. Pumacahua,que fue elevado por una cosade circunstancias por Eguiguren, representaun sujeto segundo. En elprimer contacto de Angulo conCabildo del Cuzco, Pumacahua no está. En el segundo, aparece calladito a un costado de él. En todo momentocomo una pieza segunda. Y, luego, cuando en el cuartel general se hace la distribución de fuerzas, ¿quién se queda en el Cuzco comandando todo eso? José Angulo. Manda a unos al Alto Perú, a otros a Huamanga para detener a las tropas de Lima. Y a otros a Arequipa. Aquí va Pumacahua como co—cabeza De modo que creo que José Angulo ha sido injustamente relegado. Lo que pasa es que no investigamos en realidad, y seguimoslas líneas de cualquier trabajo que se presenta. A veces depende de quién ha escrito. Si se trata de un magistrado, de un ministro, entonces la cosa vale. Todos los que estamos aquí somos muy modestos. No hemos sido ministros, ni altos personajes de la política criolla, y entonces no valemos nada. Una vez me dieron en España una comida; pero por equivocación. Fueron el Embajador Artola y una serie de gentes. Me confundieron con el Doctor Luis Valcárcel. Y cuando supieron que no había sido ministro… ¡ji, ji, ji! Ahora, al lado de Angulo, hay un español muy interesante, Francisco Carrascón. Resulta uno de los personajes más revolucionarios, porque en sus sermones rompe definitivamente con el Rey Fernando VII, ataca a la monarquía,tiene sus visos de republicanismo casi decidido. Me interesé mucho por esta figura. Rastreándola, resulta un elemento importante. Había hecho estudios universitarios, que a principios del siglo XIX tenía ideas que hoy mismo nos asombran. Quería crear un virreynato entre Buenos Aires y Lima cuya sede estuviese en Puno. Quería desaguar el Titicaca hacia Quilca, e instalar un sistema de lagunas por el lado del Amazonas para que se pudiera viajar en dos meses a España, utilizando desde el Titicaca una línea de penetración genial. Este individuo genial pero fracasado, como sucede con los individuos que amanecen muy temprano, surge en el movimiento de 1814, en la mal llamada rebelión de Pumacahua, con perdón del General Felipe de la Barra, como un sujeto decisivamente revolucionario. Sus sermones —y estoy pidiendo unas copias, porque sólo hice extractos— me gustaría publicarlos tal como él los dio. En el Museo de Indias, en los papeles de la Audiencia del Cuzco, están. Fue tal la actitud de este hombre, que, a pesar de ser un clérigo, el General Ramírez lo condenó a muerte. No se atrevió a ejecutarlo. Y lo envió a Lima, se lo tiró a Abascal. Abascal lo tomó con pinzas, y lo envió a la península. Y lo encuentro en 1820, con ocasión del golpe de Del Riego, alegando que había sido atacado por sus ideas políticas. Es un personaje altamente importante. Otro personaje semiolvidado es evidentemente Faustino Sánchez Carrión. Es el hombre que abraza la causa con más futuro, con más llamado, que es el republicanismo. Creo que fue antisanmartiniano. En la época de San Martín no lo vemos aparecer. Está en la penumbra. Mientras en José Angulo y Francisco Carrascón hay una deficiencia por erudición, en Sánchez Carrión hay una deficiencia por prejuicio, porque él está íntimamente inserto en la corriente bolivariana. Él se da cuenta de que con los criollos de Lima no se puede hacer patria, que se está retrocediendo un poco. Estoy recordando ahora un trabajo de un señor Vaz, que hizo su tesis en Córdoba sobrelas relaciones entre San Martín y Bolívar. El trata de probar que entre ellos no hubo un choque, una lucha, sino que estaban en íntima comunión con el ideal de la independencia americana. Cuando San Martín se da cuenta de que su tendencia de unir a los contrarios y buscar fórmulas progresivas trata de sacudirse de esto, deja al Perú y pasa a Europa a realizar la gran lucha contra los esfuerzos de una Santa Alianza que podía venir a América, y dar un golpe tremendo a la causa. Por todo eso creo que a Sánchez Carrión debemos estudiarlo con todo entusiasmo.

PABLO MACERA: Pienso que ha habido en el Perú una historia oficial. En la historia oficializada del siglo XIX hasta hoy, y pienso que en los próximos años también, hay una exageración del rol que cumplen los individuos. Es, por otra parte, una historia de la que están excluidos algunos hombres y factores. Por ejemplo, ninguna guerra es posible sin soldados y sin administradores que financien esas guerras. ¿Quiénes financiaron las campañas de la independencia? Conocemos algunos nombres que estuvieron en la retaguardia de San Martín y Bolívar, obteniendo por otra parte beneficios de eso. Hay, entre 1821 y 1824, entre Huamachuco y el Cuzco, un movimiento de veinte mil hombres, entre criollos, mestizos, indios y negros, que recorren tres mil kilómetros como oficiales y soldados de ambos ejércitos y alteran todas las relaciones económicas en los pueblos. Esto es absolutamente desconocido. ¿Por qué no se ha investigado? Porque la independencia ha sido estudiada en función del “pensamiento” o a nivel del comportamiento final. Habría que preguntar por el soldado patriota de

Junín, o el soldado de Ayacucho, que no ha sido enterrado en el panteón de los héroes.

CESAR LÉVANO: La pregunta de Bertolt Brecht: “El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo? César venció a los galos. ¿No tenía siquiera un cocinero? Felipe de España lloró cuando vio hundida su flota. ¿Nadie más lloró?…”

PABLO MACERA: Creo que Bertolt Brecht es útil ahora. Podríamos decir algo más. Que aquellos que lucharon con Bolívar no hubieran podido seguir su consejo. Porque después de conquistada la independencia, Bolívar terminó haciéndose una pregunta que es de un derrotismo y un pesimismo que a veces muchos comparten hoy día: “En América lo único sensato es emigrar”. Los criollos como Bolívar podían morir de tisis en Nueva Granada; San Martín podía morir en Francia; Riva Agüero podía casarse con una princesa belga, pero los indios de Huamachuco, Ayacucho o Cuzco tenían que morirse aquí. O regresar a trabajar en la hacienda del criollo peruano que había sido su coronel patriota. Yo cambio la pregunta de Bertolt Brecht “¿dónde vivía el obrero de Lima la dorada?”, y digo: ¿quién fue el obrero de Ayacucho? En esa pregunta de Bolívar y esa adaptación de Bertolt Brecht está toda la historia del Perú.

CORO DE HISTORIADORES: Debemos concluir por lo avanzadode la hora.

CESAR LÉVANO: Aunque se quedan algunas preguntas en el tintero, muchas gracias señores.

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