Lévano se fue un sábado con sol, después de transitar entre dos siglos como “un héroe, un modelo de dignidad, sabiduría y modestia”.
Por Paco Moreno
Ha muerto César Lévano, el gran poeta, el rebelde sin pausa, el profesor paciente que me enseñó de qué están hechos la vida y el periodismo; pero se olvidó de orientarme cómo debe uno soportar la tristeza.
En esta tarde tristísima aún no puedo creer que se haya ido ese hombre valiente, amable, tierno y bueno que parecía inmortal.
Partió a los 92 años y esta edad era un periodista con una lucidez increíble. Trabaja con responsabilidad, optimismo y humor. Jamás se deprimía y no sé podía lograrlo.
Estuvimos juntos en varias redacciones, estuvimos, como decía él, en las buenas, en las malas y en las pésimas.
Jamás perdió ante la adversidad y su alegría, su humor, su ironía fina, siempre triunfaron en las calles de sus tiempos infantiles y juveniles, en su colegio nocturno, en los pisos fríos de diversas cárceles a las cuales llegó por defender ideas, combatir contra corruptos y luchar por derechos de las mayorías.
Fue un gran poeta, como dije, que derivó en el periodismo como muchos poetas y triunfó en la prensa por tener una prosa de aluminio: ligera y brillante.
Es de la comarca de Alfonso Tealdo, Guillermo Thorndike, Enrique Zileri, César Hildebrandt, Víctor Hurtado Oviedo, Juan Gonzalo Rosa, Jaime Bedoya, Pablo Casas Padilla, Doris Gibson, César Calvo, Alicia Maguiña, Manuel Acosta Ojeda, José María Arguedas, Ciro Alegría, Carlos Hayre, Víctor Merino, Renzo Gil y muchos otros.
Sus grandes maestros fueron César Vallejo y José Carlos Mariátegui. Aprendió de ellos a enseñar con el ejemplo.
Lévano se fue un sábado con sol, después de transitar entre dos siglos como “un héroe, un modelo de dignidad, sabiduría y modestia”.
Esa foto es de esa noche en la Fundación Gustavo Mohme Llona le hizo un homenaje. Nos acompaña Víctor Hurtado Oviedo.
No sé que más decir, porque me vence la tristeza.
Publicado en Semanario Perfil, 24 de marzo de 2019.